Homenaje
Jueves, 31 de Diciembre, 2009INICIO la bitácora de hoy, último día del año, ya pasadas las tres de la madrugada. El último acto al que he asistido es el organizado por el Nupel Rally Team para homenajear a la Escudería Miño y a los pilotos que por los años 70 y 80 pusieron la semilla del fruto que hoy se recoge. El Campeonato de España de Rallys logrado por el equipo que patrocina Jorge Dorribo es probable que nunca hubiese llegado de no ser por la gente que hace un cuarto de siglo y más fomentó este deporte entre nosotros.
De los directivos de la Escudería Miño de entonces y de ahora sólo hubo una ausencia, justificada, y también estaban la mayoría de los pilotos de la época, varios procedentes de otras provincias gallegas. En total más de medio centenar de personas.
A los postres de la cena Jorge Dorribo pronunció unas palabras para justificar el acto y demostrar su admiración y respeto por los que pusieron las bases de lo que hoy es tan importante en el deporte lucense. Luego, fue llamando uno por uno a todos los homenajeados a los que entregó una plaza de plata con un texto que decía:”Gracias a personas como tú hemos podido lograrlo… Queremos compartir contigo nuestro título de Campeonatos de España 2009 de Rallys de Asfalto”. Además todos recibieron un ejemplar del libro que se ha acaba de editar y en el que figura la gran crónica de toda la temporada con docenas de espectaculares fotografías a todo color de lo más importante de los diferentes rallys celebrados .
Los dirigentes de la Escudería Miño tuvieron la oportunidad de reencontrarse y de cambiar impresiones sobre el proyecto del Nupel Raly Team, elogiado unánimemente por todos los asistentes.
PERO antes de esta fiesta hubo otra en la que también estuve: el estreno del docudrama sobre la espía lucense Araceli González. En la Diputación unas 400 personas siguieron en dos salas diferentes la proyección de uno de los dos capítulos del filme. Al margen de la indudable calidad de la película, la presencia de la casi totalidad de los que intervinieron en el rodaje (políticos, gente de la cultura, profesionales diversos, deportistas…) fue un valor añadido.
Se comentó positivamente el recibimiento personal que a todos los asistentes hicieron el presidente de la Diputación, Gómez Besteiro, y el director del docudrama, José de Cora, que además se fotografiaron con la mayoría de los espectadores.
El final del documental coincidió con muchos aplausos del público y luego se sirvió a todos un vino acompañado de cosas de masticar; ya me entienden.
Un acto muy agradable y la seguridad de que se ha hecho un excelente trabajo. Dentro de unos días los gallegos tendrán la oportunidad de verlo en la TVG.
HABLAMOS ahora un poco del Fin de Año. Para mí esta noche ha sido siempre muy especial y su evolución desde los años de niño a la actualidad marca también etapas de mi vida, de la de mi familia, de mis amigos y en general de la sociedad.
La noche del tránsito de un año a otro ha estado marcada en mi casa desde la infancia por la fiesta en el más amplio sentido. Tengo recuerdos muy frescos de los inicios de los años 50 en aquella pequeña casa, el primer piso del número 28 de Cedrón del Valle; no más de 70 metros cuadrados donde convivíamos padres y cinco hermanos, con un “salón” que no creo midiese más de 10 metros cuadrados y que desafiando la ley de la impenetrabilidad acogía la noche del 31 de diciembre a un montón de personas (¿veinte?, ¿treinta?).
A nosotros siete nos acompañaban en la cena abuelos y tíos de tal manera que alrededor de la mesa era fácil que nos sentásemos algo más de una docena; luego de las uvas bajaban los vecinos del segundo: el cura José Palmón, su hermana Conchita y algún añadido más; ya entrados más en la madrugada, sobre las dos o así, llegaban los periodistas Alejandro Armesto y Juan María Gallego Tato con su esposas Chicha y Julita; luego venía el sereno (que hacía un alto en su trabajo) y otros no tan asiduos; en el pequeño piso no cabía un alfiler; bebíamos sidra y champan Codorniu Gran Creman, que era el más barato de la marca, en grandes cantidades; a lo largo de la noche era fácil liquidar un par de docenas de botellas, no sé donde lo metíamos, porque nadie daba la nota; las mujeres se decantaban por el Marie Brizard o por el anís escarchado; cantábamos mucho (unos bien y otros mal) y a medida que la noche transcurría algún vecino de Recatelo se sumaba al sarao. A mí me preocupaba que la fiesta se prolongase lo más posible; le daba mucha importancia a que el día uno pudiese presumir de que de toda la zona éramos los que más habíamos alargado la noche.
Fuimos muy felices en aquel minipiso en el que no había agua caliente, ni nevera, ni calefacción, pero en el que mis padres nos enseñaron a todos a organizar fiestas y a disfrutar de la compañía de familiares, amigos y vecinos.
Cuando hace un par de años derruyeron “nuestra” casa conseguí despedirme de ella antes de que la piqueta hiciese de las suyas y que me cedieran el número 28 que figuraba en la fachada.
Esta última noche del 2009 no será muy diferente a aquellas otras de hace tanto tiempo; muchos ya no están, pero tenemos de ellos muy buenos recuerdos y el escenario será bien distinto: Salón casi tan grande como toda la casa de antes, calorcito de calefacción y de chimenea, adornos y luces por todas partes (mi árbol tiene nada menos que 3.000 puntos de luz) y todas las ganas del mundo de despedir bien el año y saludar mejor al que viene.
LOS intentos de empresarios de hostelería para evitar las fiestas privadas organizadas con intereses comerciales han servido para poco. Y de este tipo de reuniones las habrá a docenas esta noche. Esperemos que no pase nada y que se desarrollen con normalidad, aunque algunos locales no cuentan con las mínimas medidas de seguridad e higiene.
ME llama por teléfono Luis Carrera que vendrá con su esposa Gloria a pasar esta noche en Lugo. No nos veremos porque llegará por la tarde y no participará de ese ceremonial de ir este mediodía a tomar los vinos y a encontrarse con mucha gente que reside fuera y que viene a pasar unas horas con los suyos. Yo desde luego no me pierdo la oportunidad de estar, aunque sólo sea unos minutos, con viejos amigos que no faltarán a la cita.
CONTÉ hace un par de días que Bonifacio parecía cojear un poco de la pata delantera derecha. Lo he llevado al Rof Codina y le han examinado con detenimiento. En principio parece que no es nada importante: una distensión, un golpe leve, un inicio de artrosis motivada por la edad…; le han recetado antiinflamatorios y para que no le afecten al estómago, antes una pastilla de Omeprazol. Pregunta, ¿qué diferencia hay entre las personas y los animales a la hora de tratar sus dolencias?; aparentemente ninguna.
Y ya que hablamos de personas enfermas, el otro día el Gerente de Begasa me ha dicho que todas las obras que eran de la responsabilidad de su compañía y que tienen que ver con el nuevo hospital están terminadas ya hace unas semanas. O sea, que por lo que a ellos respeta la instalación podría empezar a funcionar mañana mismo.
P.
LAS FRASES
“A veces lo malo de matar a un hombre es que corres el riesgo de perder su amistad” (J.L. ALVITE).
“Es imposible estrechar la mano de aquel que se acerca con el puño cerrado” (GANDHI).
LA MÚSICA
No puedo ocultar mi debilidad por Abba y por casi todas sus canciones. He encontrado una que está hecha e interpretada para noches como la de hoy, cuando se va un año y viene otro:
http://www.youtube.com/watch?v=dcLMH8pwusw
EL HASTA LUEGO
Cerca de las cinco de la madrugada regreso del último paseo nocturno con Bonifacio. Llueve y hace frío. Este tiempo no tiene nada que ver con el que habitualmente tenemos aquí en las Navidades en el que manda la niebla. Lo lamento, pero no se prevén cambios para esta noche y eso no es nada bueno para los locales de hostelería.
UN ÚLTIMO DESEO:
¡PASEN UNA FELIZ NOCHE!