TIN TAN, TIN TAN…
Lunes, 31 de Diciembre, 2018PUBLICABA El Progreso el domingo un reportaje sobre el pueblo gallego de Graíces que se queda sin el sonido de las campanas de su iglesia que ya no marcarán las horas. Una vecina que vive en Londres y solo va al pueblo de vez en cuanto es la responsable tras la correspondiente denuncia. No voy a entrar en detalles porque lo que trato es de “traer” el problema a Lugo, donde algo parecido ha causado “víctimas”. ¿Sabían que en el edificio de Caixa Galicia (ahora Abanca) de la Plaza de Santo Domingo había un carillón que emitía diariamente diversas partituras de música religiosa? Pues sí lo había, pero enmudeció por las protestas de un vecino de la zona.
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EN SARRIA, PEOR
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EN Sarria también hubo algo parecido, pero en esta ocasión no era por culpa de ninguna campana, sino de la música de los bailes de La Unión. Hace años, un catalán (¡vaya por Dios!) llegado a la villa la tomó con los bailes de la popular sociedad e intentó suprimirlos con continuas denuncias. A todos esto, La Unión, a lo largo del año hace contados saraos y siempre en ocasiones muy especiales como pueden ser las fiestas de San Juan, el magosto de noviembre o el carnaval. En esa misma línea estaba una peregrina que pernoctó en Sarria y quería, nada menos, que suspendiesen el baile de San Juan, porque la música de la orquesta, que estaba a varios cientos de metros de donde ella dormía, no la dejaba descansar bien.
Hay gente que tendría que irse a vivir a la Patagonia.
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LOS RIVERA CENAMOS JUNTOS
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DE los que residimos en Lugo, casi todos. Y también la mayoría de los de fuera. Los Rivera hemos cenado en mi casa y luego asistimos a un show improvisado por mis nietos y sus primos. Marta también participó con un número del que los pequeños todavía no se han repuesto. Asistió también mi tía Maruja, que a sus 95 años no se pierde una y se entera de todo.
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FAMILIA DE TORREVIEJA
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YA he contado muchas veces que mi abuelo paterno, Francisco Rivera Fructuoso, era de Torrevieja y que su profesión de militar le llevó por media España: provincias españolas en África, Andalucía, Castilla y Galicia (primero Betanzos y más tarde Lugo). En Torrevieja tenemos familia y estos días, en un viajo relámpago ha estado aquí mi prima Emilia (su abuela y mi abuelo eran hermanos, así que creo que es prima). Ha vivido en casa de mi tía Maruja y ayer por la mañana he salido de cañas con ella. Acostumbrada al clima de Torrevieja el de ayer no era climatológicamente el día más agradable para ella. Le he dicho que debe volver pero en otra época.
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LA CULPA LA TUVO EL TIEMPO
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A mí me encanta la niebla y por lo tanto, con este tiempo, estoy como pez en el agua, pero eso no ocurre con la mayoría. La niebla y el frío (2-3 grados durante la mayor parte de la jornada) han mantenido a muchos lucenses en sus casas. Ayer por la mañana Lugo estaba casi desierto. Yo fui al supermercado y estaba casi vació y lo mismo ocurría por las calles del centro, incluso por los vinos.
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RIGOLETTO ACONSEJA…
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Don Paco, soy yo, el censurado Rigoletto y le escribo para, de nuevo, sugerirle un menú histórico para la noche de fin de año.
Se trata de la comida que, servida por el hotel Méndez Núñez, ofreció el Ayuntamiento en su salón de sesiones a los invitados a la colocación de la primera piedra del Hospital de Santa María (que, por cierto, esa primera piedra está bajo una de las esquinas de la fachada de la capilla).
Bueno, pues la tropa de comensales se atracaron con lo siguiente. Apunte:
Entremeses variados, ostras, sopa de mariscos, tortilla a la paisana, truchas asalmonadas a la parisién, manos de ternera a la andaluza, jamón en dulce con huevos hilados, tartas genovesas, mantecados de vainilla, quesos y frutas. Luego, claro, licores, champán, café y habanos.
Anímese y prepárelo en su casa, que fame non han pasar.
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CHICHI ÁLVAREZ
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HA sido uno de los deportistas lucenses más versátiles y completos del pasado siglo, aunque pertenece a una época de la que ya poco se acuerdan (más o menos los años 50-60) y estoy convenciéndolo para entrevistarlo un día de estos, porque tiene historias para dar y tomar. Fue muy buen jugador de futbol (jugó en el Lugo), de baloncesto y también atleta notable. Hoy hubiera sido figura. Recientemente estuvimos hablando un rato por teléfono y me contó una anécdota muy divertida de un conocido lucense de su tiempo ( y un poco también del mío), destacado noctámbulo, juerguista y bebedor. Sobre la noche por excelencia para “armarla”, la de Fin de Año, la que celebramos hoy, tenía una curiosa teoría: “Yo nunca salgo; esta es una noche de aficionados, de gente que sale poco o nunca y no saben beber; se emborrachan y se ponen pesadísimos; esta noche los profesionales nos quedamos en casa”
P.
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RAPIDA RESPUESTA
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EL 18 de este mes, martes de la semana, hice efectiva ante la Consellería de Industria de la Xunta de Galicia una denuncia contra Fenosa, que desde hace varios años vienen causándome problemas por sus continuos cortes de energía y subidas de tensión. La respuesta ha sido inmediata, pero lamentablemente hasta hoy no podré conocerla, porque me la enviaron por correo certificado y hay que retirarla. Les tendré al tanto de la respuesta.
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EL BREOGAN GANÓ FUERA
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EN un encuentro agónico, con dos prórrogas. Victoria muy valiosa porque ha sido en la cancha del Fuenlabrada, que será en buena lógica uno de sus rivales en la tabla.
Los lucenses encadenan tres victorias consecutivas y logran su primer éxito en cancha ajena. Parece que estamos en el buen camino.
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SIN COMENTARIOS
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“Escribir es una cuestión de trabajo. Las musas no caen del cielo, quien mejor escribe es quien corrige más”
(Antonio Lobo Antunes, escritor)
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REFLEXIONANDO
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Lo he leído ayer en El Confidencial: “Bloqueo en RTVE por la paridad: Sánchez se asegura su control hasta las elecciones. Después de cinco meses de tramitación, el bloqueo del concurso para elegir una nueva dirección de RTVE asegura a Sánchez la continuidad de su administradora, Rosa María Mateo”
Me lo avisó en septiembre una persona que vive en Madrid y que tuvo mucho que ver en la Corporación RTVE: “Rosa María Mateo estará ahí hasta las próximas elecciones. Por mucho que la ahora oposición se crea que el concurso se va a resolver pronto, la convocatoria tiene más trampas que una película de chinos y en cuanto se supere un obstáculo, aparecerá otro”
Y se ve que sí.
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VISTO
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ESCENAS como esta volverán, más o menos, a repetirse en Madrid esta noche, cuando se despida 2018 y se salude 2019. Una buena publicidad de Coca Cola en esta ocasión.
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OIDO
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CON la imaginación. Viaje al pasado de la radio lucense, cuando tal noche como la de hoy en Radio Popular hacíamos el Especial Fin de Año. Un musical con participación de los oyentes, que se iniciaba a las once de la noche y concluía a la mañana siguiente. Se echa de menos aquellos. Lo echo de menos. Tengo en grabadas varias de aquellas ediciones. Estoy tratando de que alguien me las digitalice.
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LEIDO
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EN su periódico El Español, y bajo el título de EL ASESINATO DE ZAPLANA, Pedro J. Ramírez publica este artículo; es largo, pero merece mucho la pena para saber y entender mejor cosas raras que pasan en España:
“El sábado 22, mientras los niños de San Ildefonso cantaban las últimas tablas de la Lotería, me llamaron del periódico para avisarme de que un ex ministro de Justicia –o sea, alguien con buenos contactos en el mundo judicial y penitenciario-, y, para más inri, del PP, acababa de publicar un tuit, dando el pésame a la familia de Eduardo Zaplana, por su fallecimiento. En un instante tenebroso, me dio dos vuelcos el corazón: el primero, de consternación por la muerte de un amigo; el segundo, de indignación por las circunstancias en las que se habría producido.
En ese infinitesimal lapso de tiempo, decidí escribir un artículo que se titulara como este y concebí la respuesta que tendría preparada para quienes me acusaran de imputar un gravísimo delito a la magistrada María Isabel Rodríguez Guerola, titular del Juzgado de Instrucción número 8 de Valencia, y al fiscal Pablo Ponce Martínez, adscrito al mismo, a quienes pensaba vincular a lo ocurrido. Mi respuesta sería la misma que me protegió hace treinta años, cuando tampoco pude dejar de escribir lo que pensaba sobre el crimen de Estado.
En ese instante angustioso, sentí que nada de lo que yo dijera podría devolver ya la vida a ese hombre jovial y brillante, tantas veces en entredicho, tantas veces airoso ante las más tremendas adversidades, implicado, como pocos, en el pálpito cívico de su tiempo. Pero sí que podría conseguir que, al menos, esos dos hieráticos funcionarios, atrincherados en el secreto de una presunción vedada a la evaluación de los demás mortales, agraviados por el mero hecho de que haya periodistas que osen merodear cerca del sancta sanctorum de su imperio jurisdiccional, insensibles a las advertencias, cada vez más dramáticas, de unos médicos, a los que ven maliciosamente compinchados con un recluso que se niega a confesar lo que ellos quieren, sordos como hormigonadas tapias a las demandas de clemencia, no ya de una familia destrozada, no ya de unos amigos o compañeros de partido atribulados, sino de personajes tan ajenos al que se daba por finado, como Mónica Oltra, Ximo Puig o Pablo Iglesias; que, al menos, esos dos burócratas de corazón atrofiado, quien sabe si por el exceso de celo en su función punitiva, por algún complejo freudiano o por otra motivación opaca, pudieran ser señalados siempre con el dedo: mira, estos fueron los que, con tal de no dejar el menor resquicio para que se les “escapara” su presa –luego explicaré el por qué de estas comillas-, admitieron, propiciaron o incluso aceleraron su extinción física.
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En ese fugaz instante, los recuerdos trataban de abrirse paso entre las lianas de la ira: era aquel joven alcalde de Benidorm que llegó a mi despacho, a comienzos de los 90, a contarme su ilusión por intentar liderar el PP valenciano; era aquel animoso candidato liberal que aspiraba a poner fin a década y media de hegemonía socialista en su comunidad; era aquel presidente de la otra Generalitat, la que siempre jugaba con el equipo de casa, que predicó con el ejemplo el acierto de la España autonómica, poniendo a Valencia, Alicante y Castellón en el mapamundi del crecimiento y la modernidad científica, cultural o deportiva; era aquel político, ya curtido, que atendió el llamamiento de Aznar y logró taponar, desde el Ministerio de Trabajo, las antepenúltimas grietas de la paz social, pactando con los sindicatos la contrarreforma laboral; era aquel ministro portavoz que, en medio de la tragedia del 11-M, intentó transmitir lo poco que sabía y lo mucho que ignoraba, conteniendo la angustia y dejando, enseguida, elegante espacio al fair play del perdedor; era aquel jefe de grupo parlamentario que dio todas las batallas, siempre fiel a sus ideas y a la búsqueda de la verdad, ganándose el respeto de sus antagonistas y la inquina de quien prefirió usar y tirar su pasión política; era aquel alto ejecutivo inquieto que, ya retirado de la primera fila de la vida pública, volcaba toda su energía en conectar a las personas, promover debates y convertir a los gigantes en molinos; era, en fin, ese padre tumefacto, recién amputado del miembro más frágil de su cuerpo familiar, abocado, de un día para otro, al corredor de la muerte por el súbito diagnóstico de la más cruel de las leucemias.
Tal vez, porque, cuando le acompañé a pedir opinión a la Clínica Universitaria en Pamplona y esperé el resultado de su viaje de consulta a Houston; cuando me comunicó que había elegido el camino del trasplante de médula ósea, con su hermana como donante; cuando comenzó la cuenta atrás del primer año de supervivencia, con altísimo riesgo de mortalidad por la llamada EICH o Enfermedad de Injerto contra Huesped; cuando, de hospitalización en hospitalización, de recaída en recaída, comenzó a cantar victoria, con la boca pequeña, contra ese “octavo pasajero” alojado en su organismo; tal vez, porque ni un solo día, durante todas esas fases lunares de la lucha por la vida, dejé de asociar, con trémula premonición, su figura larguirucha y su sonrisa irónica con la figura larguirucha y la sonrisa irónica que mantuvo, hasta ser cadáver amarillo, Joaquín Garrigues Walker, portador de las mismas ideas –cuánto le admiramos ambos- y víctima de la misma enfermedad a una edad equivalente; tal vez, por todo eso, fue tan explosivo el impacto de su detención y entrada en prisión preventiva, acusado de delitos horribles como la malversación y el cohecho.
Su sino había sido nadar, nadar y nadar, siempre contracorriente, herido tantas veces por el rayo, tocado pero no hundido, fluctuat nec mergitur, para al final, ya lo ves, terminar ahogándose, cuando parecía que tocaba la orilla de la salvación.
Porque el Zaplana hombre público se murió ese día en que una “lettre de cachet”, un auto vago, que resumía tres años de investigación secreta con genéricas referencias a una trama internacional de blanqueo, le acusaba de haber cobrado, un cuarto de siglo atrás, 6,4 millones de la familia Cotino, por adjudicaciones amañadas de las ITV y los parques eólicos. ¿Zaplana un corrupto? ¿Zaplana un chorizo? Pues sí, ya lo ves, otro más que robaba, este venía apuntando maneras hacía ya tiempo, lo raro sería que hubiera alguno limpio… El diagnóstico se instaló implacable en la opinión televisada y hasta quienes más dudas o, como mínimo, más compasión y cercanía estaban obligados a albergar, las sumergieron -con la digna excepción de José María Aznar- en los altivos espaldares de sus sillas curules.
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Las mías, quiero decir mis dudas, me acompañan, desde entonces, en un enconado conflicto, no entre el corazón y la razón, sino entre los dos hemisferios del cerebro desde los que pelean análisis lógicos incompatibles. Zaplana siempre tuvo una cordial mala relación con el santurrón de Juan Cotino, padrino y protector del santurrón de Paco Camps, a la postre su apuñalador; y, por lo que me dicen, a su sobrino Vicente, no lo trató jamás. Cuesta creer que fuera a dejarse sobornar por esta familia, contra ninguno de cuyos miembros se ha dictado, por cierto, medida cautelar alguna. Pero, cuantos les conocen me transmiten, y yo no tengo motivos para ponerlo en solfa, que la juez Rodríguez Guerola es una mujer honrada y el fiscal Ponce Martínez es un hombre honrado.
Zaplana acaba de proclamar públicamente, como ha venido haciéndolo desde hace siete meses en privado, que es “inocente”. O sea, que es falso que tenga un importante patrimonio oculto en el extranjero. Pero, claro, qué va a decir él… lo mismo que todos. ¿Lo mismo que todos? ¿Incluso en el probable lecho de muerte, al dictar sus últimas voluntades, antes del trasplante de médula; al despedirse, por si acaso fuera la última vez que hablaban, de su mujer y de sus hijas; al dar instrucciones a un amigo del alma, casi un hermano, sobre cómo cuidar a su familia si él faltaba, tiene sentido que un hombre que guarda escondidos unos cuantos millones, no diga ni una palabra al respecto, prefiriendo llevarse el secreto a la tumba, antes que indicar a sus seres queridos cómo acceder a ese cofre del tesoro? Aquí hay algo que no encaja; pero María Isabel Rodríguez es una mujer honrada. Aquí hay algo que no se entiende, pero Pablo Ponce es un hombre honrado.
Según el auto de prisión provisional, Zaplana habría realizado diversas maniobras de ingeniería financiera, logrando repatriar una parte de ese botín, a través de su asesor fiscal Grau Fornet y de su amigo de Benidorm, de toda la vida, Barceló Llorens “Pachano”. Ambos están encarcelados, como él, aunque, a diferencia de lo que ocurre con los políticos presos del “Procés”, se les impide toda comunicación entre sí. La jueza y el fiscal habrían llegado a la conclusión de que los tres formaban una organización criminal, tras grabar durante tres años las conversaciones telefónicas de Zaplana e incautarle numerosa documentación, incluida la que -de forma significativamente inverosímil- se dijo que se había dejado olvidada en un maletín, escondido en el falso techo de una casa, luego alquilada a un disidente sirio, que habría resultado ser colaborador de los servicios secretos.
Dejando provisionalmente de lado tan esperpéntico enigma – es obvio que alguien ha querido hacerle un traje al trajeado-, lo cierto es que, desde las más altas instancias se repite que, al cabo de tanta investigación, “hay materia”, “hay mucho”, “está cogido”, “tienen mucho contra Zaplana”. Y, como última muestra, para que no decaiga la afición, la UCO exhibe el botón de tres parcelas en Villajoyosa que habrían pasado de los Cotino a “Pachano”, a través de sociedades constituidas en Uruguay por un abogado con quien Zaplana fue fotografiado en Madrid. Pero si todo está tan claro, si ya tienen lo que querían ¿por qué se extiende más allá de siete meses una prisión provisional, justificada en base a los riesgos de fuga y destrucción de pruebas, cuando damos por sentado que la juez Rodríguez Guerola es una mujer honrada, cuando partimos de la base de que el fiscal Ponce Martínez es un hombre honrado?
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Que sean honrados no quiere decir, por supuesto, que sean lúcidos, ecuánimes, sensatos, prudentes, comprensivos, sensibles, tan siquiera justos o, menos aún, convincentes en sus argumentos. Al menos, no en uno. En el del riesgo de fuga. Cuando el 28 de mayo publiqué el que hasta hoy era mi único artículo sobre la situación de Zaplana, escribí que “nadie en sus circunstancias, se plantearía una huida azarosa e incierta, con muchos visos de convertirse en un atajo seguro hacia la tumba”. Y, hasta tal extremo estaba seguro de ello, que añadí, a modo de redoble de tocsín, algo que reitero hoy: “Si viviéramos en una cultura como la de la Revolución Francesa, yo mismo me ofrecería como rehén ante Su Señoría, para garantizar su sometimiento a la acción de la Justicia”.
Siete meses después y ocho kilos y medio menos, en el torturado cuerpo de un varón de 1,83, que no llegará ya ni a los 60 de peso, apenas puede apoyar los pies y es incapaz de juntar las manos, ese riesgo de fuga es –perdónenme- una hipótesis eutrapélica, incompatible con una evaluación cabal de la realidad. Nadie la percibe más que esta juez que, rutinariamente refrendada por la sala de apelación, y el fiscal, alegaba el 15 de noviembre que “en los paraísos fiscales también hay hospitales”. Claro, y tampoco faltan los jueces fundamentalistas, integristas e incluso jihadistas.
El posterior informe clínico del centro público en el que se le trata, explica, con fecha de 20 de diciembre, que Zaplana es ya un hombre a un hospital pegado. Y no a cualquier hospital, sino a ese en concreto, La Fe de Valencia, donde se le realizó el trasplante y uno de los pocos con medios para aplicar el Tratamiento de Rescate, que intenta salvar su vida, tras el terrible deterioro padecido durante este tiempo.
Estremece leer el resumen del diagnóstico de los facultativos: “La EICH, las secuelas de problemas previos, pulmonares y cardiovasculares fundamentalmente, que ha presentado, los medicamentos que está obligado a tomar y la grave situación de inmunodeficiencia que presenta, tanto celular como tumoral y de gravedad similar a la que presentaban los pacientes con SIDA antes de disponerse de medicamentos retrovirales, convierten a Eduardo Zaplana Hernández-Soro en una bomba de relojería, pudiendo sobrevenirle la muerte de forma súbita e inesperada”.
¿De verdad creen la juez honrada y el fiscal honrado que la libertad provisional o, si quieren ser más precavidos, el arresto domiciliario de una persona en estas circunstancias –y fíjense que no hablo ni del arraigo familiar ni de la obsesión extrema de Zaplana por defender su honor- entrañarían tal riesgo de fuga, como para mantenerlo entre barrotes? ¿Serían capaces de sostenerlo, mirándose al espejo o, mejor aún, mirando a los ojos a sus hijos, a sus cónyuges o a cualquiera de sus seres queridos? ¿Riesgo de fuga, María Isabel? ¿Riesgo de fuga, Pablo? Relean todos los partes médicos, traguen saliva, respiren hondo y contesten algo que no sea una majadería.
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A partir de ahí, vamos a concederles a ustedes dos –qué remedio- el beneficio de la duda porque, estén siendo justos o no, ustedes son la Justicia; vamos a aceptar que en estos tres años de investigación han obtenido sólidos indicios de la actividad delictiva de Zaplana y creen que todavía pueden conseguir más; vamos a dar por sentado que, puesto que ustedes son una juez honrada y un fiscal honrado, no le mantendrían en prisión preventiva si no fuera así; es decir, que no es que hayan oído campanas sin saber dónde y eso requiera de una turné rogatoria para averiguar si sonaban en Luxemburgo, Andorra, Panamá, Uruguay o Paraguay.
No, vamos a ponernos en su caletre: tienen pillado, requetepillado, si hacemos caso de lo que transmiten a las alturas, al prevaricador, malversador y corrupto de Zaplana –ah, el gran farsante que ha tenido engañados durante décadas a su familia y sus amigos- y, como no quieren que deje de pagar por ninguno de sus delitos, ni de devolver hasta el último de sus euros infames, desean completar la investigación, desmontando concienzudamente su “Zaplanasa” exterior, completando las comisiones rogatorias e incluso interrogando –todo a su debido tiempo- a testigos clave del caso, como los consellers implicados en las adjudicaciones amañadas, que, sorprendentemente, aún no han podido decir esta boca es mía.
Tienen que conjurar, en eso estoy con ustedes, el riesgo de destrucción de pruebas. Es decir, el riesgo de destrucción de las pruebas que durante estos tres años no hayan sido ya ni incautadas ni destruidas. Sean sustanciales, sean coadyuvantes, medulares o anecdóticas, aparatosas o sutiles, grandes, pequeñas o medianas: queremos todas las pruebas. Esa es su obligación, la sociedad les paga el sueldo para eso. Cuantas más consigan, más medallas les pondrán. La instrucción de un sumario es la industria de probar.
Y puesto que, como ciudadano o, no digamos, como periodista, en eso estoy con ustedes –pruébame, pruébame mucho, como si fuera esta causa la última vez-, sólo cabe la interrogante de cuál sería la diferencia, desde el punto de vista de la preservación de la integridad de esas huellas materiales, ni incautadas ni destruidas, entre mantener a Zaplana en el Hospital de La Fe el tiempo que haga falta para desarrollar el Tratamiento de Rescate, dictando a continuación su arresto domiciliario (opción A) y devolverle a la, para él, potencialmente letal prisión de Picassent, donde, por ponerles un nimio ejemplo, tendrá que seguir comiendo, día tras día, trozos de pan rellenos de atún enlatado, por ser este el único alimento que no entra en contacto con las manos sucias de los reclusos encargados de la cocina (opción B).
Es obvio que la opción A tiene las grietas de todo terraplén humanitario. Por eso, Su Señoría ha tenido que velar estos días en alerta permanente, en Navidad como en Nochebuena, no fuera a colarse en la habitación del recluso todo un cardenal Cañizares, quién sabe si con conexiones en el turbio Banco del Vaticano, o un Capellán del Hospital cualquiera, probablemente dedicado al blanqueo de capitales a tiempo parcial: queden esos auxilios espirituales para la porosa cárcel de Lledoners.
Por eso, Su Señoría tuvo que sacar de su casa, de improviso, a un mando policial para que se presentara en La Fe -te vas ahora mismo para allá… ya sabes lo que tienes que hacer- y arrancara de la habitación del paciente, con los mejores modales que le permitió su turbada vergüenza, a su pobre esposa, también enferma, que, cumpliendo los protocolos del hospital, había acudido a acompañarle durante las pruebas más críticas.
Por eso, Su Señoría tiene en permanente funcionamiento el cronómetro de las visitas, para que la familia sólo pueda estar junto a su lecho cuarenta y cinco minutos a la semana –ni un segundo más-, cuando los reclusos internados en el Hospital General tienen la compañía de los suyos durante dos horas al día.
Por eso, Su Señoría apercibe por escrito, un día sí y otro también, al atribulado jefe del servicio de hematología, el mundialmente reputado doctor Guillermo Sanz, que no sabe si buscarse un abogado que defienda su presunción de inocencia o recetarle un Lexatín, preguntándole cuando va a dar el alta al paciente, exigiéndole justificación de cada prueba, inquiriéndole por qué no aprovechó tal día para someterle a tal examen que se propone ahora, apremiándole, en suma, para que devuelva a Zaplana a la jaula anti-destrucción de pruebas, en la que le corresponde estar.
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Es Navidad pero la magistrada Scrooge, tan recta, tan recta que no se dobla ni ante la piedad ni ante la nieve, sabe que la suya es la opción B. En cárcel cerrada no entran moscas. De cárcel cerrada no salen ni señales de humo. Urge emparedar al pájaro otra vez en Picassent. Allí la vigilancia es permanente. El control de comunicaciones, total. La posibilidad de alterar la titularidad de una cuenta panameña, redireccionar un saldo andorrano o trasladar un depósito paraguayo, venturosamente nula. El preventivo Zaplana está maniatado, amordazado e incomunicado como nunca podría estarlo en su domicilio. Y así debe ser, a disposición del Estado, listo para la condena y ejecución (de la pena), mientras prosigue la instrucción kafkiana, mientras el fiscal Ponce persevera en su celo y mientras los sabuesos de la UCO, a quienes Su Señoría tan ciegamente venera, van cerrando, como el inspector Jabert, todas las vías de escape a este miserable Jean Valjean, en versión raya del pantalón otrora impecablemente planchada.
La ley autoriza a mantenerle así dos años, prorrogables a otros dos. Quedan pues diecisiete meses, quien sabe si cuarenta y uno, para buscar más pruebas, para hacer más comisiones rogatorias, para esperar a que él cante, a que alguno de los dos coimputados se derrumbe. Diecisiete, cuarenta y un meses para apretar las clavijas de la ley. ¿No es eso “tortura”?, se pregunta y nos pregunta el doctor Sanz, desde lo más hondo de su juramento hipocrático, añadiendo la definición canónica que menciona “el castigo infligido a una persona para que confiese algo”. ¿Se ha leído Su Señoría en voz alta, tras escribir en ese auto del 15 de noviembre que “él –Zaplana- es sabedor de la verdad y sigue ocultándola”?. Sólo le ha faltado escribir “verdad” con mayúscula, dándole otra vuelta a la rueda dentada del lecho de Procustes.
El único inconveniente de esta senda de fanatismo jurisdiccional que han abrazado esta juez honrada y este fiscal honrado, incapaces, a lo que se ve, de ponderar que entre los bienes jurídicos que deben proteger está la sombra, poco más que un guiñapo ya, de lo que fue aquel hombre pinturero y seductor, es que, el día menos pensado, puede estallarles la “bomba de relojería”, descrita sin ambages por esos médicos a los que Su Señoría no reconoce la honradez que los demás debemos reconocerle a ella.
Entonces, se extinguirá la responsabilidad penal de aquel al que ya se dio por muerto el día de la Lotería y, con ella, la obligación y la oportunidad de probar, probar y probar que estaban en lo cierto, que Zaplana era ese sinvergüenza merecedor de ser tratado peor que los golpistas catalanes, peor que los miembros de la Manada, peor que De Juana Chaos o Bolinaga. ¿Tablas como final de partida?, ¿el pulpo de la abulia como animal de compañía?, ¿o, como ha escrito Luis del Val, “eutanasia administrativa”?
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Entonces, alguien repasará este artículo, dará voces de alarma y la opinión se bifurcará entre quienes me acusarán de haber imputado un gravísimo delito a dos honrados funcionarios encargados de perseguir con diligencia la corrupción; y quienes coincidirán conmigo en que nadie, ni siquiera una jueza instruyendo bajo secreto del sumario, debe ser omnipotente –en la práctica- durante siete, veinticuatro o cuarenta y ocho meses, a costa de la más elemental dignidad humana.
A mis inquisidores les contestaré, como hice en 1988, cuando, tras publicar tres artículos sobre la “prevaricación” de un Fiscal General del Estado, alegué que la segunda y tercera acepción de la RAE atribuyen tal conducta a quien comete “faltas menos graves en el ejercicio de un deber” y simplemente a quien “desvaría”. De acuerdo con esta regla de tres, “asesinar” significa, además de lo que todo el mundo sabe, “causar viva aflicción o grandes disgustos” e incluso, simplemente, “engañar en un asunto grave”.
Qué sería de la libertad de expresión, sin las segundas y terceras acepciones de la RAE. Hace treinta años –estaba de por medio el encubrimiento de los GAL-, esas líneas me preservaron de la querella que quería promover el afectado, una vez que la Junta de Fiscales de Sala prefirió delegar en uno de sus miembros para que indagara sobre mi ánimo. Hoy sería difícil discutir que, como mínimo, se está causando “grave aflicción” y “grandes disgustos” –tal vez, en el sentido de lo que los anglosajones llaman “character assassination”- a quien puede que lo merezca o puede que no.
Sí, ¿pero no es verdad que usted está acusando de “asesinato” –de momento sería, por fortuna, de forma literaria y en grado de tentativa- a la juez honrada y al fiscal honrado que nos protegen a todos de delincuentes indeseables, como probablemente lo es este a quien usted sigue llamando “amigo”? Mire, yo no hablo de culpabilidad o inocencia. Solo de la vis humanitaria propia de un Estado garantista. No todas las víctimas de los GAL eran viajantes de comercio.
Quede el Código Penal para los juristas. Al tribunal de las hemerotecas, al Diccionario y a la conciencia moral de cada uno me remito. Tengan en cuenta que, como dice Marco Antonio (Julio César III, 2), “mientras el bien que hacen las personas queda, a veces, sepultado con sus huesos, el mal siempre les sobrevive”. Y eso, sirve igual para el decapitado que para su verdugo o ejecutor público
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EN TWITER
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- HORCHATACALIENTE: La mayoría no tuvimos una razón concreta para abrir la cuenta pero si la tendremos para cerrarla.
- MALDITA DULZURA: Normalmente, los extremos son habitados por personas que encuentran tedioso indagar y reflexionar sobre lo que hay entre ellos…
- AGUACATE: El miedo lo único que consigue es hacernos más pequeñitos, y a ver quién sobrevive así a la parte monstruosa del mundo.
- LIZARZO BIZARRO: Un día eres joven y al siguiente te llaman para actor de reparto de Grease.
- ENLOSTEJADOS: Cuando creemos que tenemos poco que decir es cuando más necesitamos soltar. De ahí los silencios y sus vuelos.
- ATIQUETEIMPORTA: A veces me castigo con mi propio silencio. Y entonces tengo que soportarme tal y como soy.
- PEPE: El mundo necesita más gente que sea lo que parece.
- MONSTRUO ERRANTE: No me fío de quién dice que valgo mucho pero nunca ha dado un duro por mí.
- KETE: Hazme hueco, no vacío
- INÉS: No son las letras las que te rompen, es el nivel de sensibilidad con el que te atreves a leerlas.
- BREVERÍAS: Hazte donante de palabras. Hay mucha gente que las necesita.
- TETA: Lo de dar consejos y quedarte sin ellos también cansa.
- FLASHEADA: El murmullo de las personas inteligentes frente al ruido de la turba. Siempre es igual.
- ARALELANE: La gente se monta unas películas que ríete tú de Hollywood.
- SILENT GUITART: Ya nadie entiende que se puede llorar sin estar triste.
- MEN: Acabo de ver a un tipo haciendo una video llamada mientras iba en bici. ¿Pensabais que erais los únicos en contar el chiste de mira mamá sin dientes?
- MISSTY: Igual no son las más bonitas las flores de invierno pero si son las más fuertes.
- MARULA: Yo también quitaba de la circulación a las personas contaminantes.
- EMA: Es un mal momento para no ser imbécil.
- CIBELES: Qué poco cuestan algunos gestos y qué caros los vendemos. El cementerio de los ricos.
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EL BAUL DE LOS RECUERDOS
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EN mi niñez no fue la noche de Fin de Año nada especialmente atractiva, porque en mi casa, que se volcaban en todas las fiestas y en las navideñas de forma especial, esa noche se prolongaba poco, porque mis padres, entonces veinteañeros, solían salir de noche después de las uvas con amigos o a algunas de las fiestas que se celebraban en locales cerrados como el Círculo, el Café Ibor u otros que las organizaban en la ciudad.
La primera vez que decidieron quedarse en casa y atraer allí a amigos fue en la Nochevieja de 1953. Me acuerdo perfectamente de una escena clave: serían más o menos las doce del mediodía, hacía frío pero un sol espléndido. Yo estaba con un grupo de amigos de Recatelo jugando en los troncos de árbol pendientes de pasar por la sierra de Eliseo Lázare, que estaba enfrente de mi casa. Me vino a buscar mi madre para avisarme: “Paquito: esta noche nos vamos a quedar en casa y celebrar aquí una pequeña fiesta con amigos. Tenías que irme a la tienda de Amadeo (todavía existe más o menos enfrente de las Josefinas y entonces era propiedad de un hermano de Manolo de La Sucursal) a comprar unas cosas” Me encargó entre otras dos cajas de galletas Artiach (surtido Nebi, creo que se llamaban) y algunas otras cosas, pero sobre todo tengo en la memoria la alegría que me produjo el que mis padres no saliesen “por ahí” y a la fiesta pudiésemos sumarnos mis hermanos y yo.
Fue la primera noche de Fin de Año en la que yo lo pasé bien de verdad por vez primera. Porque para mí lo de trasnochar, siempre fue algo muy atractivo.
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EL RINCON DEL LECTOR
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- DOSITA me envía buena música:
“Esta sí que le va a gustar a don Paco. La película, veramente, era un poco trapalleira, pero sólo por semejante final ya valió la pena”
RESPUESTA.- Me ha dado usted por el palo, doña Dosita; efectivamente me ha gustado mucho, como la mayoría de las canciones italianas de los años 50-60. Esta concretamente hacía medio siglo (o más que no la escuchaba). Pero le devuelvo la misma pelota, pero con distinto interprete y unas “ilustraciones” para mojar pan:
- ROIS LUACES detecta…
“Curioso laísmo infiltrado en palabras de la entrevistada: “La hice un vestido de novia”. Creo que es una errata. Le da madrileñismo a la frase, pero los gramáticos no lo ven bien. Mucho más frecuente es el leísmo, que los académicos aceptan para el masculino singular de persona: “a ese chico le vi ayer” vale, pero ‘el paraguas no le veo’ no vale, y tampoco “a esos chicos les vi ayer”. Pero muchos como “algunos” valen, creen que es lo correcto y ¡qué horror! lo introducen en gallego y en castellano de Galicia, que nunca padeció ese mal: “non lle vin” -qué foi o que non lle viche, hó?
RESPUESTA.- No es así, aunque haya salido así. Se trata de una errata en la transcripción porque ella no lo dijo de esa manera. Y yo sé perfectamente como es correcto y como no.
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COSAS DE LA COMUNICACIÓN
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- Titular de OKdiario: Monclo aprueba en solo siete meses de gobierno más leyes por decreto que Rajoy
- Publicado por Es Diario: Anna Gabriel toca fondo al comprobar el tremendo error de cálculo que cometió al huir a Suiza. El Supremo renuncia a juzgar a los acusados por desobediencia como ella y remite la causa a los juzgados de Barcelona. Y la Fiscalía solo pide una multa. Tal vez la fuga no le haya merecido la pena.
- Publicado por Periodista Digital: A disfrutar a cuenta del sufrido contribuyente español, que las encuestas pintan mal y el chollo puede acabarse pronto (Las ‘vacaciones a cuerpo de rey’ que se pegan el ‘okupa’ Pedro Sánchez y Begoña Gómez). Pedro Sánchez vuelve a tomarse un descanso, esta vez en la opulenta residencia de la Mareta en Lanzarote donde ya ha aterrizado con su inseparable Falcon. Allí ha llegado hasta el perro de Sánchez. Turca, la perra de la familia Sánchez, sabe ya lo que es viajar en el avión oficial del presidente. Es otro de los compañeros inseparables del inquilino de la Moncloa: con él se desplaza por toda España, ya sea para actos oficiales o fuera de agenda.
- Lo dice El Confidencial Digital: Dos mil quinientos cargos del PSOE de la Junta, en la ‘lista negra’ de PP y C’s. Ocupan puestos directivos sobre todo en las consejerías de sanidad y educación, en hospitales públicos, centros de enseñanza
- Publicado por Vozpópuli: Los policías de Madrid, dispuestos a llevar a Carmena ante los tribunales por el convenio laboral. Los sindicatos CPPM y CSIT Unión Profesional han dado un paso adelante ante lo que consideran continuos desplantes por parte del Ayuntamiento de la capital
- Según el panel Zenthinela, compuesto por directivos de empresas anunciantes, en 2018, los medios que esperan mayor crecimiento son: Redes Sociales (+10,9%), Móviles (+10,1%), Vídeo Online (+9,8%), Internet (+8,7%) y Publicidad Exterior Dinámica (+4,1%). Además, también se espera un incremento de inversión para: Canales de Pago de Televisión (+4,1%), Radio (+1,3%), Publicidad Exterior (+1,2%), Televisión Generalista (+0,6%) y Cine (+0,1%). En el otro lado de la balanza, los medios de comunicación impresos volverían a perder inversión publicitaria: Suplementos (-5,9%), Diarios (-4,8) y Revistas (-4,8%).
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LA RUTA BONIFACIO-PIOLINA
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HOY Manola y Tolo se han pasado de salidas y entradas. Por el momento no hemos dado el paseo diario. Hay niebla y hace frío.
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LAS FRASES
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“Pongámonos metas nuevas esta noche, miremos con optimismo el futuro. Espero que sus sueños se logren en un futuro cercano, y recuerden que todo se logra con esfuerzo y perseverancia”. (Anónima)
“Hagamos una pausa breve en este día y pensemos en todo lo bueno que hemos recibido y dado. Intentemos mejorar este nuevo año y no perdamos esas fuerzas por conseguir lo soñado”. (Anónima)
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LA MUSICA
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HOY para despedir 2018 dos temas; uno, el primero, alusivo a las últimas horas que restan antes de saludar 2018:
La otra música ya es un clásico este día y en esta sección. Con “Auld Lang Syne”(“El vals de las velas” en castellano), entran en un nuevo año en muchos países. Me gusta:
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EL TIEMPO QUE VIENE
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LA última semana de la Navidad tendrá aspectos muy singulares: no lloverá nada, lucirá el sol todos los días, las temperaturas máximas serán suaves, pero las mínimas alcanzarán, hacia abajo, cotas no logradas en los últimos meses. Resumen: hará frío, pero el sol lo paliará todo y permitirá que los lucenses salgan a la calle.
Jornada a jornada, el panorama es el siguiente:
- Lunes.- Sol, con posibilidad de algunas, pocas, nubes. Bajada de las temperaturas. Las extremas previstas son: máxima de 12 grados y mínima de – 1
- Martes.- Sol. Temperatura máxima de 14 grados y mínima de 0 grados.
- Miércoles.- Sol. Máxima de 12grados y mínima de 4 grados.
- Jueves.- Sol. Temperatura máxima prevista de 12 grados y mínima de 3.
- Viernes.- Sol. Máxima prevista de 12 grados y mínima de 4.
- Sábado.- Sol. Se repetirán las temperaturas del viernes: máxima de 12 grados y mínima de 4
- Domingo.- Sol y posibilidad de alguna leve nube. Las temperaturas extremas previstas son: máxima de 11 grados y mínima de 4