Aquellos maravillosos años

Ayer sábado, dos centenares de lucenses hemos vuelto a los años 50, cuando éramos mucho más jóvenes, teníamos muchas más ilusiones y mucho más futuro que pasado(al contrario de lo que sucede ahora). Ocurrió en el Salón Regio del Círculo con un concierto de sobremesa protagonizado por la Orquesta Chattanooga. No pude por menos que cerrar los ojos y evocar aquellas tardes de carnaval, Corpus, San Froilán o Navidades, cuando en el mismo sitio, a la misma hora, escuchábamos en concierto la música de las orquestas “Florida”, “Los Trovadores”, “Fachendas”, “Continental”, “Luigi Anttico”, “Maravella”, “Carmelo Larrea”…
Ayer estábamos los mismos, pero con 40 o 50 años más. Inevitables momentos de melancolía y de tristeza, cuando recordábamos las buenas compañías que se han ido.

Me llama Myrian Garabito, Presidenta de UNICEF Lugo para mostrarme su contento por la designación de su ONG como “Lucense del Año”. Por lo mismo también Chus Varela, la esposa de Antonio Seral y Manolo Sández hijo, Presidente de UNICEF Galicia, que asiste a una asamblea nacional.
Por ellos me entero de que han decidido aplazar el concierto de Paloma San Basilio, previsto para el 14 de diciembre. Coincide con una de las fiestas de los “Lucenses del Año” y con una audición de “El Mesías”, que seguro abarrota el Círculo. UNICEF quiere que lo de la San Basilio salga muy bien y prefiere hacerlo en otro momento y con más tiempo para cuidarlo todo.

Veo en la tele imágenes de la primera manifestación de militares españoles de la democracia, otra de la Asociación de Victimas del Terrorismo, otra de los independentistas vascos, otra de jóvenes antisistema en Madrid, una más de jóvenes antifascistas(¿no lo son, somos, todos?) en Barcelona que acaba a palos. Paco Basanta dice en la SER que un minusválido en silla de ruedas arrojó un cartel publicitario a los árbitros del Gandía-Breogán. Me viene a la memoria la coletilla de un anuncio de moda en los años 70 “¡que bochorno, mami!”.

Casi las seis y media de la madrugada del domingo. Acabo de dejar a mi hijo Paco con su novia, a Miguel, a Alfonso, a Sandro en un bar de copas, el NO. Cuando yo salía hubo un conato de pelea, de esas en las que los protagonistas no quieren atizarse. Los que estaban alrededor, imperturbables. Pura anécdota que dice bastante a favor de los que trasnochan. Antes estuve en el baile de otoño del Circulo. Muy agradable, con mayoría de gente madura(para ser sinceros… madurísima). A las tres de la madrugada se quedaron solos los treintañeros(¿está bien escrito), que después se quejaron de que a las cuatro y cuarto la orquesta Chattanooga echara el cierre. Me contaba su director, Eduardo Leiva, que el viernes actuaron en Valencia y vinieron a Lugo por carretera sin pegar ojo. Es lógico que estuviesen cansados, aunque cumplieron como los buenos.

Ahora todavía voy a pasear un rato a Bonifacio. En la calle frío, cuatro grados, un cielo raso con luna casi llena. Digo Bembibre sin ningún problema. Mañana lunes les explico que significa esto.

4 Comentarios a “Aquellos maravillosos años”

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