O sea, que inicio el post a las siete de la mañana del primero de enero. Acabo de llegar de un breve paseo con Bonifacio. Hace frío. Exactamente cero grados.
¿Qué ha pasado en las últimas horas?
Por ejemplo, en la mañana del lunes, por las calles, más gente y más ambiente que en ninguno de los otros días de estas fiestas. En los vinos saludo a muchos de los que no viven aquí.
Escucho en un programa local de radio –creo que Onda Cero—que los vendedores de marisco están especialmente satisfechos de la jornada: “hemos vendido mucho más que en Nochebuena, aunque no nos han suministrado todo lo que pedimos”.
Estuve en TeleLugo para grabar una promoción de “Lucenses” y “La conversación”, que a partir de la próxima semana se emitirán los viernes a partir de las diez de la noche. Andan metidos en la TV local en obras muy importantes y en mejoras técnicas que pronto comprobarán sus miles de espectadores.
Dediqué la tarde a la siesta y a colaborar en las tareas domésticas.
La cena, como siempre: unos entrantes y pollo asado.
Vemos y oímos las 12 campanadas en Antena 3 y me acuerdo del espectáculo que “la española” ofrecía a sus espectadores por los años 60. Uno, o tal vez dos años, tras las uvas, se daba un programa en directo protagonizado por una orquesta sudamericana que llamada “Los Satélites de Nicaragua”. Los había descubierto Pepe Palau, que en la época del blanco y negro los presentó en un su programa “Pianísimo”. Pepe Palau procedía de la radio, tenía una estilo muy personal y acabo como lo que antes se llamada public relations de la Ford, reciente instalada en España.
Más o menos por aquella época el entrañable Joaquín Prats( un gran profesional, pero todavía mejor y más divertida persona) se pasó con las copas en el programa en directo de la Primera y España anduvo ocupada con el asunto varios días.
Desde hace muchos años en mi casa se oyen tras las uvas unos temas probablemente desconocidos para la mayoría: “La candela”(Angela Carrasco), “Oye”(Elsa Baeza), “Los diseñadores”, “Bingo”… También escuchamos a Carlos Cano, Angela Molina, Isabel Pantoja, Julio Iglesias… La apoteosis final está protagonizada por La Banda del Cuco y su “Reloj de cuco”. Ya sé que a ustedes esto no les suena de nada. A mí casi tampoco, pero hace tiempo que oír este tipo de música se ha convertido en algo ineludible. Además a mis nietos les ha encantado y eso ya es suficiente como para mantener la costumbre “secular”.
Llegamos al Círculo a las dos de la madrugada. El tráfico está imposible y en la centenaria sociedad hay como siempre abarrote en la planta baja, con centenares de adolescentes, y se está muy bien arriba, lugar reservado para los mayores, que se cansan pronto y dejan sitio a partir de las cuatro, más o menos, a los jóvenes.
El comportamiento de todo el mundo es ejemplar y no he visto a ¡NADIE! pasado de vueltas.
Lo mismo por la calle. El frío no desanimó a la gente y además se ha comportado de manera ejemplar.
Pillo un taxi sin problemas, aunque en las paradas habituales se agolpan docenas de personas. Me dice el conductor que la noche está siendo muy tranquila y que el trabajo gordo llegará a partir de las siete de la mañana.
Me hago el firme propósito de aprender a manejar el móvil: recuperar llamadas perdidas, recibir y mandar mensajes… En la últimas horas me han llegado muchos. El más divertido este:”¿Te vienes a la fiesta de José Luís Moreno?; dicen que hay hostias para entrar”.
Son casi las ocho de la mañana. Un buen momento para echar una cabezada. Pero antes tengo un recuerdo para los niños y niñas que han salido esta noche por vez primera. Muchos de ellos estarán buscando la chaqueta y la corbata que lucieron esta noche en público por vez primera. Ellas se estarán desmaquillando y tratando de recordar donde pueden haberse olvidado los zapatos.
¡A todos ¡Feliz Año 2.008!
NOTA.- No me ha sido posible incluir en el blog este texto a la hora arriba indicada. Ahora son las doce del mediodía y lo intento de nuevo. Espero que en esta ocasión sí.