“Matar” judios
Viernes, 21 de Marzo, 2008Teniendo en cuenta los orígenes andaluces de mi familia paterna, supongo que lo de “matar” judíos era una costumbre importada del sur, que se practicaba el Jueves Santo: por cada vaso de vino que se tomaba, “caía” un judío. Lo hacíamos después de visitar las iglesias, que es tradición que fue perdiendo fuerza desde el momento en que las posibilidades económicas de las familias les permitieron viajar en esta época.
En tiempo muy pasado los últimos días de la Semana Santa(jueves, viernes y sábado) la vida de la ciudad daba un giro de 180 grados. Cerraban los cines, las emisoras solo emitían música clásica, en el Círculo de las Artes, por ejemplo, se prohibían todos los juegos y las mesas de billar se tapaban con telas oscuras y el único recurso que quedaba para darle al cuerpo un poco de alegría era frecuentar bares, cafés, tabernas y similares. Únicamente un hecho ajeno a los actos religiosos rompía el tedio de aquellas fechas: el torneo internacional de ajedrez que reunía en el Salón Regio del Círculo a figuras nacionales e internacionales, entre ellas Arturo Pomar, el más grande jugador español de toda la historia y entonces famoso en el mundo entero.
Me hablan maravillas del libro “Fin de siglo en Palestina” de Miguel Anxo Murado, que ejerciendo de periodista se pasó cinco años por aquellas tierras. En la presentación que se celebró hace unos días de Madrid estaba su sobrina Sarita, hija de su hermano pintor. Sarita, a la que conozco desde que era bebé, se va a graduar próximamente como arquitecta en la prestigiosa universidad de Yale(EE.UU.). ¡Como pasa el tiempo!.
Leo que se ha muerto John Balan, se le conocía como “el hombre orquesta” y pasó los últimos de sus 73 años en un asilo de Pontevedra. Yo juraría que era bastante más mayor. Mediado el pasado siglo Balan venía mucho a Lugo y frecuentaba sobre todo el “Bar Restaurante Club”, más conocido como “El Celita”; estaba en la calle Buen Jesús, en el mismo local que hasta hace poco ocupó uno de los “pubs” más famosos de la ciudad: el “Dvorak”. “El Celita” daba los mejores calamares fritos de la época y tenia una barra para los vinos y al fondo el restaurante. Estaban separadas por puertas de batientes, como las de los “saloones” del Oeste. Apoyado en esas puertas Balan hacía de las suyas y reunía a docenas de espectadores. Fue el “inventor” del “spanglish” y autor de frases como “un hombre pobre es un bulto sospechoso”. Anduvo mucho a su bola y puede que su apego a la tierra gallega le impidiese ser figura nacional. Los últimos años de su vida profesional los pasó actuando con orquestas por las romerías.